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Mostrando entradas de febrero, 2023

CUPIDITAS

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  Postal de la empresa Arcade, Chicago, 1920, advirtiendo al pajarito  En el arte, los pájaros suelen decirnos lo que los personajes humanos no pueden. En el ámbito del erotismo, ese mensajero siempre fue más necesario, sustituyendo la exhibición de los deseos culpables, de los temores inconfesables, de los placeres privados –que siempre caen en la tentación de hacerse públicos-, por un juego que, pese a ser ambiguo, a veces no lo es lo suficiente. El desarrollo de la pintura al óleo está íntimamente ligado al naturalismo y éste, asumiendo que los comitentes del arte eran, básicamente, hombres, estuvo al servicio de la representación fiel de la carne femenina.  L a exhibición de los desnudos en la mitología solía ser una excusa para el voyerismo. El placer de la vista, atributo máximo de la pintura, puede invitar a sumarse a los otros sentidos, pero el invitado principal es la imaginación. Encontramos diversas maneras de asociar los pájaros a los placeres de la carne. Alimentar a las

PRISIONEROS DEL AIRE

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  "Creo en el vuelo, en la belleza del ala, y en la belleza de todo lo que alguna vez haya volado" J.G. Ballard, "En qué creo", 1984 Paul Klee, Pájaros en picado y flechas, 1919, MET, NY Puede ser un contrasentido que unos seres de los que envidiamos el vuelo, la libertad por excelencia, nos parezcan constreñidos en un nicho vital como el aire. La especialización evolutiva, que es como un árbol por el que se trepa, pero del que no se puede bajar, ha hecho que algunas aves se hayan convertido en los hospedadores por excelencia del medio aéreo. Rotas – casi – las ligaduras a la vida en el suelo, sólo dependen de sus alas, unas alas extraordinarias. “ Reducidos a vivir en las nubes ”, como decía Paul Klee en su diario, si unos pájaros merecen habitar la Nefelococigia de Aristófanes son estos nefelibatas, (cultismo que debemos a Rubén Darío, del griego νεφέλη, nube, y βάτης, de βαίνω, andar), caminantes de las nubes. Sobre los cuatro elementos IV. El aire, Guillermo