NOCTURNA AVIS III: SAPIENTIA

 Bajo los tejos negros que los cobijan,

los búhos permanecen en orden,

como dioses extranjeros,

lanzando sus ojos rojos. Meditan.

(Charles Baudelaire, Los búhos)

Michele Arditi, 1816, grabado del libro L'Ermatena (Hermathena), con la inscripción “communi studiorum foedere iuncti” (“unidos por un pacto común de estudio”). La imagen representa un busto de Hermes y Atenea al modo de Jano. A la izquierda hay un gallo y un caduceo (símbolos de Hermes), y a la derecha, una lechuza y una rama de olivo (símbolos de Atenea)

La literatura infantil más reciente ha dado al búho un temperamento de viejo sabio respetable (se le llama, incluso, “señor búho”, todo un honor), un peluche despojado de cualquier rastro de sangre: ha tomado del pasado las gafas y el libro y, sin duda, su aspecto con grandes ojos frontales, cara redonda, pico poco prominente y cuerpo orondo son el reflejo del rostro de un bebé: no sabemos si produce más apego en el niño o más reflejo paternal en los adultos. Cualquier librería infantil está repleta de “buhitos”: sólo en España hay casi doscientos títulos de libros infantiles con el nombre del búho (incluidas casi dos decenas de “señor búho”).


La sabiduría nos lleva, inevitablemente, a Atenea, “la de ojos de lechuza” o "mirada de lechuza" (glaukopis, "γλαυκῶπις"), a decir de Homero. En Grecia asociaron la lechuza, o el mochuelo, a Atenea, simbolizando con ella el conocimiento racional y la clarividencia (¿por su color blanquecino?). Ese epíteto homérico, glaukopis, comparte su raíz con la del nombre griego del mochuelo, “glaux” (γλαύξ) y suele traducirse por “ojos brillantes” u “ojos de mochuelo”, porque, además, γλαύκος (glaukos) es “brillante” o “plateado” (más tarde denominó también al azul o al gris). Desde 479 a.C. se acuñaron las dracmas de plata atenienses conocidas popularmente como glaukés (γλαῦκες). 

 

Tetradracma ateniense, Museo de Lyon. La inscripción "ΑΘΕ" es una abreviatura de ΑΘΗΝΑΙΩΝ, que puede traducirse como "de los atenienses"

 

Se ha especulado mucho sobre el motivo de la asociación de Atenea y la lechuza (o el mochuelo): quizás por una antigua diosa de un culto a las aves, o por su capacidad de ver claro en la oscuridad, o por el color blanquecino de la lechuza, asociado a la luna, o por la abundancia de mochuelos en el Ática. Sorprendentemente, el vínculo entre Atenea y la lechuza no se remonta a la tradición literaria más antigua, ni era general en toda Grecia. Hemos visto que, en la epopeya homérica, Atenea se describe como glaukôpis. A primera vista, y por analogía con boôpis (“ojos de buey”, para la diosa Hera), ello significaría “ojos de lechuza”. Sin embargo, muchos eruditos derivan glaukôpis de glaukós, es decir, “brillante” o quizás “verde azulado” o “gris” (la correspondencia de los adjetivos antiguos con los modernos, en lo referente a colores, es un quebradero de cabeza). En la literatura, Atenea se asocia con varias aves diferentes, pero no con la lechuza. La evidencia arqueológica proporciona numerosos ejemplos de Atenea sin ella y de la lechuza sin la diosa. Algunos han sugerido que Atenea era originalmente una diosa-pájaro. Esta teoría está respaldada por la imagen de Atenea alada. Parece que en el Ática la lechuza adquirió su popularidad como compañero de Atenea a mediados del siglo VI, durante el gobierno del tirano Pisístrato y sus hijos. Pisístrato fue el fundador de los Juegos Panatenaicos y el ánfora Burgon, una de las primeras ánforas Panatenaicas (las que se ofrecían, llenas de aceite de oliva, al ganador de la competición), ilustra el comienzo de la preferencia por la lechuza. Después, el vínculo con Atenea debió de verse fortalecido por la popularidad internacional de las monedas, las glaukés. A partir del siglo V a.C., el icono de la lechuza ya es inseparable de Atenea.

Las dos caras del ánfora Burgon, c. 566-562 a. C., British Museum. Aparecen Atenea y la competición de carros, con una sirena en un lado del cuello y la lechuza en el otro. La inscripción dice: των 'Αθηνήθ[ε]ν άθλων έμί, que significa “uno de los premios de Atenas”


Dos calcos: a la izquierda, un olpe (jarra), c. 520-500, con Atenea alada llevando el cadáver de un guerrero. A la derecha, el conocido como “espejo etrusco”, con Eos llevando el cadáver de Memnón, donde aparece la lechuza, 580-480 a.C., Staatliche Museen, Berlín

Calco de un Skyphos (c.540 BC) que ilustra la naturaleza dual de Atenea: en cada lado del vaso está la diosa armada entre dos grandes ojos apotropaicos, en un caso está alada; en el otro, no. Colección Faina, Orvieto 

AETHYITA (Aithyita) era uno de los epítetos de Atenea, bajo el que era venerada en Mégara, según cuenta Pausanias. La palabra es una forma de aithuia, que significa “ave buceadora” (quizás gaviota o pardela o algún ave marina) y, en sentido figurado, “barco”, por lo que el nombre debe de hacer referencia a la diosa como maestra del arte de la construcción naval o la navegación, pero alada.


Calco de un vaso de figuras negras, encontrado en Mykalessos, donde vemos a Atenea alada dirigiendo a unos marineros. (Este calco y los anteriores están tomados del libro “Athena marina e alata”, Carlo Anti, 1920) 

El paso de la concepción ornitomórfica a la antropomórfica de Atenea implicaría varias etapas sucesivas: Atenea como ave; Atenea como ave con brazos humanos y/o cabeza humana; Atenea como diosa con alas de pájaro y, por último, Atenea como diosa con un pájaro por atributo.

La transición de ave a ave con cabeza humana puede ilustrarse por un primitivo aryballos corintio, hallado en Egina y ahora conservado en el Museo Arqueológico de Wroclaw y que representa a Hércules con la Hidra de Lerna.




Calco del aryballos del Museo de Wroclaw. En las riendas del carro está posada una lechuza (círculo rojo); hay otra cabeza de mujer con cuerpo de ave (círculo azul), al lado de la cual está inscrita la palabra "wous", que sería una variante onomatopéyica de buho.


Atenea sosteniendo un casco y una lanza, mirando al mochuelo que se le acerca. Lécito ático de figuras rojas, atribuido al pintor de Brygos, 490-480 a.C., MET, NY 


Atenea y Poseidón, con el mochuelo entre ellos. Crátera falisca de volutas con figuras, por el Pintor de Nazzano, c. 360 a. C, Louvre 



Kylix del alfarero Euphronios de Caere, 500-490, Louvre. En el detalle vemos que Atenea tiene al mochuelo en su regazo 

Atenea en el relieve de Lanckoronski, con el mochuelo en su mano, Biblioteca de la Universidad de Haifa, Israel


Una expresión griega, "un búho en la ciudadela", referida a la vigilancia ante los peligros, se explica como una alusión a un búho dedicado por un tal Faidros en la Acrópolis. Ausonio lo describe como "el búho de la ciudadela, pintado con colores que atraen a todo tipo de aves y las destruye con su mirada". De hecho, en la Acrópolis se encontró una lechuza enorme (un metro de altura), de mármol blanco, junto a un par de columnas con inscripciones, y que estuvo pintada. Algunos estudiosos soctienen que estaba sobre el pilar que lleva el nombre de "Timoteo de Anaflystos" y que tiene en su superficie superior dos espigas de bronce recubiertas de plomo.

                       

Lechuza o mochuelo de la Acrópolis, pp. Siglo V a.C., Museo de la Acrópolis. A la derecha, dibujo de la columna de Timoteo de Anaflystos


Hay más ejemplos de mochuelos sobre columnas, casi siempre acompañando a Atenea. 

Ánfora, c. 540,  Museo Blanton, Universidad de Texas, Austin. Atenea entre dos columnas con lechuzas o mochuelos

Izquierda, relieve de mármol con Atenea, pp. siglo IV, Lansdowne House, Santa Bárbara, California. A la derecha, medalla de la época de Cómmodo, con los mismos motivos


Ánfora de Nola, Museo de Berlín

En el relieve de Santa Bárbara,  Atenea, con la cabeza descubierta,  mira pensativa su casco, que sostiene con la mano izquierda y sobre este pilar se posa un búho (esta obra tiene muchos puntos en común con la famosa Atenea pensativa del Museo de la Acrópolis). En el extremo derecho del campo hay un olivo, representado por ramas delgadas y retorcidas. La columna, como el casco, el escudo, el olivo y el búho, es un atributo más de la diosa. Atenea con la Victoria alada, a veces sobre una columna o en la mano, es la Atenea Niképhoros ("portadora de la Victoria"), como el tipo que usó Fidias para su Atenea Pártenos para el Partenón, desaparecida, pero que quizás tuvo una columna bajo la Victoria, como se ve en la que es considerada la reproducción más fiel del original, la Atenea Varvakeion, una copia romana de los siglos II-III d.C.

Atenea Varvakeion, siglo III, Museo Arqueológico de Atenas


Durante el siglo V, cuando cundían las tendencias humanizadoras, Atenea dejó de ser tratada como un semi-pájaro y se llegó al punto en el que Niké (la Victoria) se separó de Atenea Niké y siguió su propio camino alado, dejando a la diosa sin alas. De ahí que la aparición de una lechuza sea un presagio de victoria. En las Avispas, de Aristófanes, los antiguos dikastes (jueces) atribuyen a la llegada de una lechuza haber rechazado a los persas.

"Finalmente, con la ayuda de los dioses, les pusimos en fuga a la caída de la noche. Antes de la batalla, había volado sobre nuestro ejército una lechuza." 

¿Se está hablando aquí de Atenea? Según Plutarco, justo antes de la batalla de Salamina (480 a.C.), una lechuza vino volando desde la derecha, se posó en el mástil de Temístocles, y así indujo a los griegos a seguir el consejo del comandante (la posteridad llegó a la conclusión de que Temístocles era un hombre de recursos). También Agátocles derrotó en una ocasión (310 a.C.) a los cartagineses por el simple expediente de liberar algunos búhos. Se posaron en los escudos y yelmos de sus hombres quienes, con la confianza restaurada, derrotaron al enemigo.

Un simpático mochuelo guerrero, cerámica ática de figuras rojas,  fines del siglo V, Louvre. Seguramente, una alusión a la lucha de Atenas contra Esparta en la guerra del Peloponeso que se desarrollaba en esos años

Si la lechuza era considerada como la propia Atenea en forma de ave, podemos entender por qué las armas de la ciudad de Atenas eran un búho entre dos ramas de olivo. Un buen ejemplo, que salió a la luz en 1839 en Palaiópolis (Korkyra), es una inscripción en letras plateadas del s. IV a.C. que recoge una concesión de proxenía (hospitalidad) hecha por los corcirenses a cierto ateniense llamado Dionysios, hijo de Phrynichos. Está inscrita en un bronce que tiene la forma de un pequeño templo coronado por un frontón en el que hay una lechuza entre dos olivos que forman una especie de corona a su alrededor.

Lápida de bronce con una inscripción de la ciudad de Corcira, que nombra a un ciudadano ateniense, Dionisio, para el cargo de "proxenos", (una especie de representante diplomático), siglo IV, Museo Británico

La lechuza funcionaría, en las vasijas, como una especie de “medida pública”, como con las monedas. Una explicación similar debe darse a la lechuza estampada en las fichas de plomo que llevaban los esclavos atenienses.

Calcos de fichas de plomo con la lechuza para reconocer a los esclvos atenienses


En Roma, cuando se quería tachar a alguien de ser excesivamente magnánimo, se decía de él que “enviaba lechuzas a Grecia” (aquí decimos “llevar hierro a Bilbao”, con un sentido diferente, el de hacer algo innecesario, como “llevar carbón a Newcastle” entre los ingleses). De ahí a asociar lechuza y prosperidad no hubo ni un paso. Encontramos promesas de prosperidad en Las aves, de Aristófanes (las “lechuzas de Laurion” son las dracmas acuñadas con plata de las minas de esa localidad del Ática):

“Las lechuzas de Laurion no os abandonarán jamás; habitarán dentro de vuestras casas, anidarán en vuestros bolsillos y empollarán en ellos pequeñas moneditas. Además, vuestras habitaciones parecerán templos magníficos, porque elevaremos sus techos en forma de alas de águila.”

Arybalos protocorintio en forma de lechuza, c. 640 a. C. Tiene la salida para el aceite perfumado en la cola, y un agujero en la base para colgar con un cordón. Louvre


Skyphos ático, segundo cuarto del siglo V, Galería Nacional de Victoria, Melbourne. Los Skyphoi eran tazones para beber y éste, en concreto es un Skyphos del tipo llamado "gaux" (búho), que tiene un asa de pulgar horizontal y otra vertical

Durante el siglo V a. C., Atenas produjo una gran cantidad de skyphoi de figuras rojas decoradas en cada lado con una lechuza de pie entre dos ramas de olivo. Este tipo era extremadamente popular y se exportaba a otras partes del mundo griego. 

En Roma, estaba asentada la pareja Minerva-lechuza, aunque de formas algo sorprendentes.

Graffito encontrado en la casa de M. Fabio Ululitremulus, Pompeya

El texto del graffito dice: Fullones ululamque cano non arma virumq(ue), donde la lechuza (ulula), ave sagrada de Minerva, protectora de los fullones (bataneros), se contrapone al comienzo de la Eneida, ya que está escrito al lado de una representación de Eneas. “Canto a los bataneros y a la lechuza, no a las armas y al hombre", lo que supone una parodia a partir de las famosas palabras iniciales de la Eneida, muy conocidas y citadas: "Arma virumque cano" (“Canto a las armas y al hombre”). La lechuza era el símbolo de los bataneros por su vínculo con su patrona, Minerva.  La parodia también hace un juego de palabras con el nombre del propietario del taller, Ululitremulus, que viene a significar “temeroso de la lechuza”.

En otra casa de Pompeya, la llamada “del Triclinium”, en el pórtico exterior se encontraron escritos muchos graffitis, mencionando en ellos a L. Quintilius Crescens, jefe de un alegre grupo de fullones. Después de beber mucho vino, debieron de ponerse a la tarea de escribir una serie de entusiastas saludos.

“Cresce(n)s fullonibus ullulaq(u)e canont”

(Crescens [y sus amigos] cantan a los bataneros y a la lechuza)

« Cresce(n)s fullonibus et ululae suae sal(utem). ulula est »

(Crescens saluda a los bataneros y a su lechuza. Es una lechuza)

 

Los estudiosos tienen difícil explicar el vínculo entre el oficio de batanero y Minerva y la lechuza. Tampoco está claro si era un tótem específicamente pompeyano entre los fullones, o si fue adoptado por el oficio en calquier otro lugar (las referencias en Pompeya no se repiten en ninguna otra parte).

La tradición del gran complejo antiguo de significados, la conexión con Atenea-Minerva, fue interrumpida casi por completo en el Medievo (solo en Italia parece que no fue completamente olvidado). Al menos desde finales del siglo XV, se asoció nuevamente con la ciudad de Atenas. La miniatura en un manuscrito de la Ética a Nicómaco de Aristóteles muestra una vista de la ciudad: la figura de Atenea se encuentra sobre el Partenón (representado como un edificio abovedado porque, no conociéndolo el artista, la bóveda tenía un gran prestigio por el “contagio” con el Panteón romano), y muchas lechuzas se posan en las torres de la ciudad y en la muralla. 

Ilustración de la Ética a Nicómaco que representa la ciudad de Atenas, Biblioteca Nacional de Viena, c. 1500

Desde el siglo XVIII, con la Ilustración y el nuevo prestigio adquirido por las fuentes de la racionalidad antigua, se reaviva la iconografía de la sabiduría clásica. 


Thorvaldsen, A Genio Lumen, 1828, Thorvaldsen Museum, Copenhague. La lechuza está a los pies del genio alado

 

La frase en latín del título se traduce como “Del genio viene la luz”. El concepto antiguo de genio significa "espíritu guardián" o simplemente "espíritu". En el relieve se ve cómo la artista, aquí una mujer dibujando o escribiendo, recibe la luz, es decir, la inspiración necesaria para el proceso creativo, del genio alado que vierte aceite sobre la lámpara, el óleo de la sabiduría.

Jacques-Louis David, en su cuadro "La muerte de Sócrates" (1786-87) representó un relieve de la lechuza con la inscripción "ΑΘΗΝΑΙΩΝ" (“de los atenienses”), en el banco de piedra en el que se sienta Critón, un discípulo del filósofo que lo acompañó en sus últimos momentos.


Jacques-Louis David, La muerte de Sócrates, 1787, MET, NY. La lechuza está rodeada por el círculo rojo  

Al comienzo de los tiempos modernos, también se restableció la conexión entre esta ave y la sabiduría. El siguiente emblema de Alciati "Prudens magis quam loquax" (“prudente en vez de hablador”) y su explicación difundieron el conocimiento de la lechuza como ave de sabios consejos. 

"Noctua Cecropiis [1] insignia praestat Athenis ,

Inter aves sani noctua consilii.

Armiferae meritò obsequiis sacrata Minervae ,

Garrula quo cornix cesserat antè loco". [2]

"La lechuza proporciona el símbolo de Atenas, la ciudad de Cecrops, porque entre las aves, la lechuza es conocida por sus sabios consejos. Merecidamente se dedicó al servicio de la Minerva portadora de armas, en el lugar que dejó vacante la corneja parloteante."

Notas:

1.   Cecrops fue un sabio rey legendario de Atenas 

2.   La corneja fue despedida del servicio de Atenea por contar mentiras y fue reemplazada por la lechuza. ( Ovidio, Metamorfosis ) 

Ripa la utiliza como personificación del "consiglio" (“consejo”). Joachim von Sandrart afirmó en el apéndice de su Iconologia en 1680: "La lechuza significa sabiduría / porque ella es Minerva / como la diosa del consejo y la sabiduría”.

Iconología de Cesare Ripa (1643), que representa el Buen Consejo, con la figura de tres cabezas (la prudencia) en la palma de su mano izquierda, mientras sostiene el libro con el ave con la derecha. En otra edición, el búho aparece directamente en su mano izquierda


Gabriel Rollenhagen la muestra sentada sobre un libro con el lema "Studio et Vigilantia" y el epigrama "Qui vigili studio sapientem (!) scripta volutat, / hic dici doctus, cur mereatur, habet" (El que diligentemente revisa los sabios escritos, / aquí merece decirse erudito) 


Erhard Schön, Xilografía, 1540

En el siglo XVI, pero especialmente en el XVII, la lechuza apareció en marcas de imprenta, títulos e ilustraciones de libros de todo tipo y se convirtió cada vez más en un signo de conocimiento. El impresor ginebrino Jacques Chouet (librero y editor de 1576 a 1610), jugó con su nombre, casi homófono con “Chouette” (“lechuza”, en francés) y el lema "In nocte consilium" ("En la noche, la decisión", o sea, consultar con la almohada)

Emblema del editor Jacques Chouet con el lema “in nocte consilium”


Remate del frontón de la Gliptoteca de Múnich, 1830, obra de Leo von Klenze. En el centro, Atenea y, sobre ella, la lechuza enmarcada por la lira

En los Países Bajos, la lechuza aparece en personificaciones de la ignorancia o en emblemas de imposibilidad de enseñar. En las representaciones de las aulas, a veces aparece viva o en un dibujo clavado en la pared, muchas veces con una vela. Allí pueden ser una advertencia a los alumnos o pueden aludir satíricamente a la sabiduría burlada por la ignorancia que impera entre los niños, o a la estupidez de algunos maestros. También puede referirse a la locura, lo que es frecuente en obras de Hieronymus Bosch, siempre haciendo pareja con la herejía.

Jan Steen, Una escuela para niños y niñas, 1670, Galería Nacional de Escocia. A la derecha, un niño ofrece a la lechuza sus perdidas gafas de la sabiduría

Atribuido a Hieronymus Bosch, El prestidigitador, c. 1502, Museo de Saint Germain-en-Laye

La Orden de los Illuminati, nacida en Baviera en 1776 y desaparecida en 1793, una sociedad secreta de la época de la Ilustración, cuyo fin era oponerse a la influencia religiosa y los abusos de poder del Estado, usó como símbolo la lechuza de Atenea. También es un símbolo habitual en la masonería.

La portada de un folleto de la Orden de los Illuminati, con la lechuza atenaica, 1788


Franz Anton Zauner, que era masón, hizo una estatuilla de yeso llamada "Genio Bornii" en 1785, que pretendía ser un borrador para un monumento al científico natural y maestro de cátedra Ignaz von Born. Un genio alado sostiene una estatuilla de una mujer en su mano derecha y un búho sujeto con una cadena en su izquierda; junto a él hay un pilar con herramientas masónicas. El búho aparece aquí como un animal ciego de la oscuridad, encadenado por el genio, probablemente una alusión a los nuevos iniciados todavía ciegos liderados por Born, o quizás al propio escultor, que también fue iniciado por el maestro


Es conocido el símbolo masónico de la pirámide en el reverso del billete de un dólar (los “Padres de la Patria” de los EE. UU. eran, en buena parte, masones), pero también hay otro símbolo, una lechuza muy camuflada en un rincón del billete

Volvemos a encontrar esta ave en el alegre y travieso Dyl Ulenspigel (Till Eulenspiegel, en alemán moderno), personaje del folklore alemán, que aparece en la literatura desde 1510 y que representa a un supuesto pícaro vagabundo del siglo XIV. Las palabras del bajo alemán ule y spigel significan “búho” y “espejo”, respectivamente. Una ilustración en una de las primeras ediciones que se conservan de Eulenspiegel (1515) ya lo muestra con un espejo y un búho en sus manos; variantes posteriores de sus historias lo hacen firmar sus bromas con estos símbolos o escribirlos en su lápida. Búho y espejo tienen cada uno una antigua tradición y se han interpretado en consecuencia. La tradición literaria y didáctica del “espejo” existe desde la antigüedad griega con la idea de conocerse a uno mismo y comparar los deseos con la realidad (en literatura, speculum, “espejo”, designa, desde la Edad Media, un género de textos edificantes y didácticos). La actitud de Eulenspiegel de tomar las expresiones idiomáticas literalmente recoge claramente esta idea. Además, el espejo también es un atributo del tonto o bufón 


Edición de 1515 de "Una breve lectura de Dyl Vlenspiegel nacido en el campo cerca de Brunswick” 

 El búho, ave de la sabiduría desde la antigua Grecia, pero ave del diablo en la Edad Media, reúne ambos significados en el personaje, ya que Eulenspiegel demuestra una gran inteligencia en sus pillerías, pero también tiene ideas diabólicas y destructivas. 

El magisterio de esta ave desempeña un papel especial en los conciertos de animales. Desde el siglo XVII ha aparecido con frecuencia como directora, a veces sentada sobre un libro de música abierto, como hemos visto en los cuadros con el tema del Concierto de aves. No deja de haber algo diabólico en un concierto sin aves, armonizando maullidos gatunos y soplidos aleatorios de monos.

David Teniers el joven, 1610-1690, Concierto de animales, Staatsgalerie Neuburg 

La siguiente cita de ave nocturna será, pues, con el diablo.

(CONTINUARÁ)

















 
























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