ADMIRARSE DEL MUNDO (y III)
“La ornitología parece desprendernos de la tierra y de
las cosas que llamaré inferiores, para transportarnos a regiones más altas, más
puras, más dulces; y, por otra parte, al proporcionarnos un cúmulo de
conocimientos útiles, a menudo incluso necesarios, sobre los habitantes del
aire, ella da a nuestro tiempo libre una ocupación ventajosa que no puede dejar
de dar sus frutos.”
(Étienne Mulsant, Lettres à Julie sur l’Ornithologie, 1868)
El cardenal norteño (Cardinalis cardinalis), macho (arriba) y hembra (abajo), 1833, lámina CLIX de “Los pájaros de América”, de John James Audubon
Hacia 1820, la era de los grandes
grabados en color, en formato in-folio (unos 32x44 centímetros), está casi
agotada, salvo algunas excepciones realizadas para suscriptores. Eran obras muy
caras, así que empezaron a proliferar los formatos más pequeños, con el texto
ganando terreno a la imagen, más accesibles para un público más amplio, cada
vez más alfabetizado. Las obras de gran tamaño, además, eran difíciles de
manejar y fueron quedando relegadas a las bibliotecas para su consulta por
especialistas. El formato in-octavo (unos 18 centímetros) era más popular.
Hasta el siglo XIX, la mayoría de
las ilustraciones ornitológicas tomaban como modelo pieles o especímenes
disecados y mostraban a las aves posadas en una rama desnuda. Había excepciones
a esta regla, muy notables —como hemos visto en Wilson o Sarah Stone—, pero fue
el arte de John James Audubon y de John Gould y sus colegas, en particular Joseph Wolf y Édouard Traviès, el que dio movimiento y vida a las ilustraciones
de aves.
Una de las primeras obras en formato reducido fue la de René-Primevère Lesson: su Manual de ornitología (1828) y, sobre todo, la Histoire naturelle des oiseaux-mouches de 1831, ilustrada por Jean-Gabriel Prêtre.
Historia natural de los colibríes, de Lesson René-Primevère, 1831. Ilustrado por Prêtre. Poitiers, Bibliotecas Universitarias
En Francia, el pintor más fecundo
de la primera mitad del siglo XIX fue Jean-Gabriel Prêtre: sus obras son
innombrables y casi no hay tratado ornitológico que no cuente con su trabajo.
Jean-Gabriel Prêtre, Amazona pretrei (bautizada con su nombre), 1838, de la obra de Coenraad Jacob Temminck: Nouveau recueil de planches coloriées d’oiseaux, vol. 4
Muchas obras se
grababan en blanco y negro y después se coloreaban a mano, como era el caso de
los pequeños manuales de agricultura o de cría de aves, entonces muy
demandados. La Couprière ilustró algunos, como el Manuel de l’amateur des oiseaux de chambre, de 1829, o La volière de la Jeunesse, anónimo, de
1817.
La Coupriere, Manuel de l'amateur des oiseaux de chambre, 1829
La Voliere de la Jeunesse 1817, 2 volúmenes de ornitología para jóvenes ilustrada
Hasta mediados de siglo, las
litografías fueron tantas que es difícil hacer una selección de todo lo que se
publicó. Aunque predominaban las obras de tono científico o divulgativo, a
veces había obras de fantasía, como La
volière chinoise, de Lassalle, en 1834.
La Volière chinoise, Lassalle, museo de arte de Ginebra
Algunos de los dibujos de aves más consumados se remontan a la década de 1830 y aparecieron en el primer volumen de la Revista de Edimburgo de Historia Natural y de Ciencias Físicas, con el Reino Animal del Barón Cuvier, publicada tras la muerte de éste, dibujadas y coloreadas a mano por A. Wilson, Thomas Brown y otros.

En sus páginas finales, como
apéndices a la obra, cientos de especies de aves —algunas de ellas, ahora, al
borde de la extinción— pueblan estas páginas profusamente ilustradas, agrupadas
por parentesco como un catálogo visual de una biodiversidad asombrosa.
Revista de Edimburgo de Historia Natural y de Ciencias Físicas, con el Reino Animal del Barón Cuvier, 1838. Pájaros de azúcar (género Promerops)
Revista de Edimburgo de Historia Natural y de Ciencias Físicas, con el Reino Animal del Barón Cuvier, 1838. Oropéndolas (Tanagras)
Revista de Edimburgo de Historia Natural y de Ciencias Físicas, con el Reino Animal del Barón Cuvier, 1838. Pájaros carpinteros
Revista de Edimburgo de Historia Natural y de Ciencias Físicas, con el Reino Animal del Barón Cuvier, 1838. Palomas
La forma en que las aves están
representadas, como una cornucopia de especies, será la fuente de las
ilustraciones enciclopédicas. Probablemente, ninguna familia ocupa más espacio
que los colibríes, tal vez debido a su encanto, a medio camino entre la
ornitología y las piedras preciosas.
Revista de Edimburgo de Historia Natural y de Ciencias Físicas, con el Reino Animal del Barón Cuvier, 1838. Colibríes
John Gould (1804-1881), que en 1824 había
abierto un negocio de taxidermia en Londres, coincidió con la
expansión de la litografía, inventada en 1796. El trabajo de este ornitólogo
fue ilustrado por su esposa, Elizabeth Gould (1804-1841), y otros artistas. Su identificación
de los llamados "pinzones de Darwin"
(los ejemplares de las dieciocho especies que Darwin –quien lo menciona en su
obra- trajo de las islas Galápagos en su viaje en el Beagle) jugó un papel
importante en la teoría evolucionista.
Pinzones de Darwin o pinzones de Galápagos, en “La zoología del viaje del HMS Beagle bajo el mando del capitán Fitzroy, RN, durante los años 1832 a 1836”, publicado entre 1838 y 1843, dibujados por Elizabeth Gould, aunque no está acreditada
Elizabeth Gould, Geospiza magnirrostris, en “La zoología del viaje del HMS Beagle bajo el mando del capitán Fitzroy, RN, durante los años 1832 a 1836”
Elizabeth Albin (1708-41) había sido la primera mujer que ilustró libros de aves y Elizabeth Gould fue su verdadera continuadora.
Eleazar Albin, "Historia natural de las aves: ilustrada con ciento una láminas de cobre, curiosamente grabadas del natural, ilustrada por Elizabeth Albin", 1731-38. Loro gris africano
El trabajo exhaustivo de Elizabeth Gould al crear un archivo de
dibujos preparatorios para las litografías no fue bien reconocido. La primera
de sus colecciones que fue acreditada se tituló Un siglo de pájaros de las montañas del Himalaya, para el que hizo
ochenta planchas. Colecciones posteriores, como The Birds of Australia, se atribuyen a ambos cónyuges.
John y Elizabeth Gould, Faisán del Himalaya
El proyecto más ambicioso de los Gould fue el de la
familia de los Trogonidae (1838), de
la América tropical.
John y Elizabeth Gould, Trogon ardens
Retrato de Elizabeth Gould (1804–1841); sostiene una cacatúa australiana o carolina (Nymphicus hollandicus). Fue pintado tras su muerte por un artista desconocido. A la derecha, pinzón de Gould (Chloebia gouldiae), un paseriforme australiano nombrado en su honor
John Gould tuvo un interés
especial por los colibríes, aunque no llegó a ver ninguno vivo hasta después de
enviudar, de manera que Elizabeth no pudo grabar la obra de su marido sobre
esos pájaros, Monograph of Trochilidae,
en 1861.
Colibríes obispo ermitaño, por John Gould, 1861
Colibrí barbudo de cola pálida, por John Gould, 1861.
Probablemente, la obra magna de John Gould, la que asentó su prestigio, fue Birds
of Great Britain, de 1873, un trabajo vívido y colosal.
La lavandera blanca (o
aguzanieves) en Birds of Great Britain, de John Gould
Thomas Bewick
(1753 -1828) fue conocido por su Historia
de las aves británicas, precursor de todas las guías de campo modernas. Se
publicó en dos volúmenes: Land Birds
("Aves terrestres"), en 1797, y Water Birds
("Aves acuáticas"), en 1804. El libro fue la primera guía de campo para no
especialistas: ilustraciones, nombre científico, descripción y comportamiento. Jane Eyre, el gran personaje de
Charlotte Brontë, lo tenía como su libro de referencia y es citado tres veces
en la novela, siempre como un gozo íntimo.
“Con Bewick en mis rodillas, entonces era feliz:
feliz al menos a mi manera.” (Jane Eyre, Charlotte Brontë, 1847)
Thomas
Bewick, Historia de las aves británicas, Aves terrestres, 1797. El gavilán
Thomas
Bewick, Historia de las aves británicas, Aves terrestres, 1797. La avutarda
Thomas Bewick, Historia de las aves británicas, Aves marinas, 1804. El alca gigante, extinta desde mediados del siglo XIX
Citamos a Bewick en este capítulo
por el papel que tuvo en relación con Walter R. H. Fawkes (1769-1825). Este
terrateniente y parlamentario inglés es más recordado como amigo íntimo y
mecenas del pintor J. M. W. Turner, que tuvo un segundo hogar en Farnley Hall, la
residencia de Fawkes en Yorkshire, donde el artista solía pasar temporadas. John
Ruskin ha dado testimonio de la influencia de Fawkes y su propiedad en el genio
de Turner, del que había unas doscientas obras en la colección de Farnley Hall.
John R. Wildman, “Turner y Walter Fawkes paseando por Farnley Hall”, c. 1820-24, Centro de Arte Británico de Yale, Colección Paul Mellon
Turner, El frente Este (el frente del jardín) de Farnley Hall, con su reloj de sol, 1815, Tate Gallery
El 23 de junio de 1852 John
Ruskin escribió a su padre desde Venecia: estaba deseando añadir a su colección
algunas acuarelas de Turner, que había muerto meses antes. Para ayudar a su
padre hizo una lista de lo que más deseaba, dividiéndola en cuatro categorías:
en la primera clase, que incluía acuarelas “por
las que pagaría cualquier precio”, Ruskin incluyó cuatro estudios de aves
de la colección Fawkes: una tórtola turca (en realidad, una tórtola común), un martín
pescador, una garza y un pavo real.
Las cuatro acuarelas de Turner a las que se refería Ruskin: la tórtola,
el pavo real, el martín pescador y la garza
Estos pájaros fueron pintados por
Turner, junto a otros dieciséis, para la Ornothological
Collection, un álbum de cinco volúmenes compilados desde principios del
siglo en Farnley Hall. Ruskin había visitado Farnley y examinado la obra, que
incluía xilografías de Thomas Bewick y una colección de plumas.
A History of British Birds, Volume I (Land Birds) en 1797, de Tomas
Bewick, fue el germen de todo el proyecto de Fawkes, que en los volúmenes siguientes unió a otros ilustradores: Swinburne,
Lewin, Howitt, entre otros.
Volumen I de la Ornithological Colllection, que se abre con la lechuza, grabada por Bewick, y las plumas del ave, 1820-25, colección privada
Edward Swinburne, becada, frontispicio del volumen III, “pájaros del pantano”
W. Lewin, huevos de la familia del halcón, 1780-85, volumen I de la Ornithological Collection
S. Howitt, Pito real, volumen I, 1815-20
Turner debió de unirse al
proyecto entre 1815 y 1820, si nos atenemos a la evolución de su estilo. Sus
mejores obras son aquellas en las que se concentra en la cabeza, que son la
mayoría, con su tradicional estilo difuminado. Casi todas se basaban en
especímenes muertos (siguiendo la tradición holandesa de obras de caza).
Turner, Urogallo hembra y lechuza, Ornithological Collection
Turner, Estudio de faisán colgado del marco de un cuadro, Ornithological Collection
Turner, petirrojo, Ornithological Collection
Turner, el pito real, Ornithological Collection
Turner, arrendajo, Ornithological Collection
Turner, cuclillo, Ornithological Collection
Turner, faisán, Ornithological Collection
Turner, jilguero, Ornithological Collection
Edward Lear (1812-1888) fue el
maestro de dibujo de Elizabeth Gould. Se especializó en loros, usando como
fuente la colección de modelos de la London Zoological Society. Publicó, por
suscripción, su obra La familia de los
Psittacidae, con cuarenta y dos pinturas, lo que afirmó su reputación hasta
el punto de dar lecciones de dibujo a la reina Victoria. Su contrato para
dibujar a los animales del zoo de Londres lo convirtió en uno de los primeros
artistas en representar aves vivas, lo que no era muy habitual. No dio muchos
frutos porque pronto abandonó las aves por la pintura de paisaje.
Edward Lear, periquito de Stanley macho
Edward Lear, guacamayo de Lear (Anodorhynchus leari), que fue nombrado así por Charles Lucien Bonaparte en 1856. Bonaparte lo había identificado como una nueva especie a partir de esta pintura de Lear, que lo había llamado “guacamayo Jacinto”
Edward Lear, guacamayo escarlata
Y llegamos al "mito Audubon": John
James Audubon (1785-1851), la referencia del naturalismo estadounidense en un país que hace legendarios a sus pioneros y exploradores, debió
a sus condiciones como artista, naturalista, escritor, viajero y ornitólogo
autodidacta su gran proyecto de realizar un registro pictórico completo de
todas las especies de aves de América del Norte, The Birds of America
(1827-1839), una de las cumbres de la ilustración ornitológica. Si Wilson fue
el pionero, Audubon fue el genio, impulsados ambos por un deber patriótico, el de dar cuenta de la riqueza natural estadounidense para fomentar el sentimiento de identidad nacional en un país que acababa de nacer. De origen francés, Audubon era hijo ilegítimo de un
propietario de plantación en Haití y llegó a Estados Unidos con dieciocho años
y un pasaporte falso, huyendo del reclutamiento de Napoleón. El amor por los
pájaros y por el dibujo se convirtieron en su principal obsesión. Se propuso “completar
una colección no sólo valiosa para la clase científica, sino agradable para
cualquier persona”: la primera guía completa de las aves del continente,
muchas de ellas nunca antes descritas.
Hoy, su empresa no sería tan
simpática porque no dudaba en contratar cazadores para que recolectaran
especímenes para sus dibujos: entonces, la frontera entre la ornitología y la caza
no existía (él mismo fue un notable cazador). También recurrió a la taxidermia
para completar su obra, pese a que es difícil no sentir antipatía por el ave
disecada: “Hablando con propiedad no existe tal cosa como un ave muerta, de
la misma manera que un cadáver tampoco es en realidad un hombre muerto.”
(George J. Mivart, biólogo, en un discurso de 1879).
Su conocimiento de Alcide-Charles d’Orbigny, el gran naturalista francés, fue esencial para concebir su trabajo: 435 planchas, grabadas en cobre y coloreadas a mano, 1065 dibujos de 489 especies. Los ánimos que le dio Wilson y las valiosas sugerencias de Charles Lucien Bonaparte pusieron a Audubon en el camino correcto. Para los fondos, ante su falta de tiempo, recurrió a los paisajistas Lehman y Joseph Mason. El resultado fue The birds of America, en folio “doble elefante”, el formato más grande disponible (100 x 68 cm). El coste exigía su venta por suscripción (mil dólares por la obra completa, en dos volúmenes), ya que la publicación normal era imposible de asumir y fue rechazada por los editores, quienes veían sus dibujos demasiado "dramáticos" y, además, estaban comprometidos con Wilson. Su entrega incansable al trabajo y su admiración por la naturaleza quedan patentes en su diario:
"Ojalá tuviera ocho pares de manos... pero aun así estoy encantado con lo que he acumulado en dibujos esta temporada. Cuarenta y dos dibujos en cuatro meses, once grandes, once medianos y veintidós pequeños, que comprenden noventa y cinco pájaros, desde águilas hacia abajo, con plantas, nidos, flores y sesenta clases diferentes de huevos. Vivo solo, apenas veo a nadie, aparte de los que pertenecen a la casa donde me alojo. Me levanto mucho antes del amanecer y trabajo hasta el anochecer, cuando doy un paseo y me voy a la cama." (Entrada en su diario de 1829)
J. J. Audubon, Placa 1 de The Birds of America, que representa al pavo salvaje, grabado, entre 1825 y 1838, a partir de una pintura realizada por Audubon en Luisiana, en 1825
Su primera lámina, quizás la más
famosa, fue el pavo salvaje, un ave característicamente norteamericana, que
enganchó a muchos suscriptores. Entre las primeras planchas impresas se
encontraba el "Pájaro de Washington",
que le dio mucha publicidad porque fue su primer descubrimiento de una nueva
especie y la bautizó en honor del primer presidente de Estados Unidos. Sin
embargo, nunca se ha encontrado ningún ejemplar de la especie, y parece que fue
un fraude, entre ornitológico y patriótico. Audubon publicó algunos datos e
imágenes de dudosa fiabilidad en revistas científicas y libros comerciales porque inventar
una nueva especie era una forma de impresionar a sus suscriptores. Más tarde,
Audubon se corrigió a sí mismo en el volumen V de su Ornithological biography. Entre sus apasionados seguidores estuvo
Jorge IV del Reino Unido y el prestigio le llevó a ser elegido miembro de la Royal Society (el segundo norteamericano
en ingresar, tras Benjamín Franklin). Sus ilustraciones detalladas tratan de
representar con realismo sus hábitats naturales, como si los pájaros estuvieran
en movimiento, alimentándose o cazando, lo que contrastaba con las representaciones
más rígidas de sus contemporáneos, como Alexander Wilson.
Audubon,
el llamado “Pájaro de Washington” (Falco washingtonii), Lámina XI de The Birds
of America
J.J. Audubon,
Phoenicopterus ruber, el Flamenco Mayor, de su libro The Birds of America,
entre 1827 y 1838
Cuando se topó con un pájaro
carpintero de tres dedos inusualmente pequeño y nunca antes descrito, Audubon
lo llamó pájaro carpintero de María, en honor a su amiga Maria Martin,
la artista botánica que dibujó la mayoría de los árboles, flores y juncos en los
que se posan sus pájaros. Audubon, impresionado por
sus dibujos de insectos y plantas, le pidió que le ayudara en el proyecto;
colaboró en dos de los volúmenes, durante cinco años, sin recibir ninguna
retribución. Audubon le atribuyó nueve ilustraciones, pero se cree que
contribuyó al menos con treinta.
J.J. Audubon, El
pájaro carpintero de María (Picus martinae), The Birds of America, entre 1827 y
1838
J. J. Audubon, loro de Carolina, especie ya extinta, entre 1827 y 1838
Para Audubon, su dedicación estaba en algún punto entre lo científico y lo místico, en un tiempo en que la devoción por la naturaleza empapaba la sensibilidad romántica.
"Una de las cosas más extraordinarias entre todas estas circunstancias adversas fue que nunca dejé de escuchar los cantos de nuestros pájaros, ni de observar sus hábitos peculiares, ni de delinearlos de la mejor manera que podía; es más, durante mis problemas más profundos, con frecuencia me separaba de las personas que me rodeaban y me retiraba a alguna parte aislada de nuestros nobles bosques; y muchas veces, al sonido de las melodías del zorzal, caí de rodillas y allí oré fervientemente a nuestro Dios." (Diario, 1897)
[Es recomendable disfrutar de su trabajo aquí y aquí]
Lo cierto es que los Estados Unidos vivieron unas décadas brillantes en la ilustración de aves gracias a la confluencia de naturalistas y dibujantes de gran nivel: Wilson, Audubon o Bonaparte, partiendo todos de la gran tradición británica y francesa.
Joseph Wolf (1820-1899) fue uno de los grandes de la
época clásica de la ilustración. Trabajó para Livingstone, Russel Wallace y
Darwin (ilustró La expresión de las
emociones en el hombre y los animales, de 1872), así que estuvo, más que
ningún otro, en el centro del desarrollo del naturalismo en el siglo XIX. En vida se le
consideró como el más grande pintor de animales: sus dotes como
observador le permitían dibujar de memoria y Sir Edwin Landseer, otro gran
pintor naturalista, dijo de él que debía de haber sido un pájaro antes de
convertirse en hombre y que nunca había visto la expresión de un pájaro
representada como lo hacía Wolf. John Gould quiso que trabajara para él, pero
Wolf era demasiado independiente y no consideraba muy bien a Gould porque,
según él, no dominaba el patrón del plumaje y saturaba demasiado el color de
los especímenes.
Joseph
Wolf, Tragopán melanocéfalo, macho y hembra
Joseph Wolf, macho y hembra del faisán Lady Amherst
Los mejores grabados en color
fueron los de la edición francesa de la obra de Georges Cuvier: Le règne animal distribué d’après son
organisation, 1838-43 (ya hemos visto, más arriba, la edición británica),
ilustrado por Édouard Traviès (1809-1876), con la colaboración de diversos grabadores.
Traviès, Lámina C de "El reino animal distribuido según su organización" de Georges Cuvier (Volumen 4), edición de 1838, que representa una serreta
Édouard Traviès fue, probablemente, el ilustrador francés que mejor asimiló
la influencia de Audubon. Su trabajo fue fundamental en la difusión de algunas
obras destacadas: ilustró al ornitólogo Alcide d’Orbigny en su Galerie ornithologique, ou Collection
d'oiseaux d'Europe, décrits par Alcide d'Orbigny, dessinés d'après nature, 1839,
en su Diccionario universal de historia natural
de 1867, y en Historia física, política y
natural de la isla de Cuba, de 1840.
Édouard Traviès, Reyezuelo
listado y agateador en Alcide d’Orbigny, lámina III de Galerie ornithologique,
ou Collection d'oiseaux d'Europe, décrits par Alcide d'Orbigny, dessinés
d'après nature, 1839
Ëdouard Traviès, Otus
siguapa, en Historia física, política y natural de la isla de Cuba, por
d’Orbigny, 1840
Codorniz de California
dibujada por Traviés en el Diccionario universal de historia natural de Charles
d'Orbigny (1867)
Traviès ilustró algunos de los grandes clásicos sobre
la caza: Toussenel (Oiseaux de chasse),
y litografías, siguiendo la tradición del trampantojo holandés, para las
colecciones La vènerie. Souvenirs de
chasse y Museo del cazador.
Traviès, Ilustración
para Oiseaux de chasse, de Toussenel
Litografía de Traviès
para La Vènerie, souvenirs de chasse, c. 1850
Traviès, Archibebe para la serie “El museo del cazador”
El gran trabajo de Traviès fue la ilustración de la obra de Buffon: las Obras completas, en 1839, y Les oiseaux les plus remarquables par leurs formes et leurs couleurs, scènes variées de leurs mœurs et de leurs habitudes, en 1857.
Traviès, Ilustración
para las Obras completas de Buffon, 1839: un faisán común
Traviès, Pito real en
“Los pájaros más destacados etc.”, de Buffon, 1857
También ilustró la Histoire naturelle des Îles Canaries, de P. Barker-Webb y Sabin Berthelot, 1836-1850, y un tratado de Ferdinand Charles Honoré Philippe d’Esterno (Sobre el vuelo de los pájaros, París, 1864).
Traviès, Pinzón azul
del Teide, macho y hembra, en Histoire naturelle des Îles Canaries, 1836-50
Una de las páginas
ilustradas por Traviès de “Sobre el vuelo de los pájaros”, del conde de
Esterno, 1864, mostrando el vuelo de avance de la golondrina
Probablemene, lo más atractivo de
Traviès fue su trabajo para el naturalista Etienne Mulsant, que escribió una
obra magnífica sobre colibríes, Histoire
naturallle des oiseaux-mouches, ou Colibris, entre 1874 y 1877, y un
pequeño tratado ornitológico titulado Lettres
à Julie sur l'ornithologie ("Cartas
a Julie sobre ornitología"), en 1868.
Ilustración de Traviès para la obra de Mulsant sobre los colibríes
Otra de las ilustraciones de Traviès para la obra de Mulsant sobre los
colibríes
Traviès, dos páginas de “Cartas a Julie sobre ornitología”, 1868
En este siglo empezaron a proliferar los diccionarios
de Historia natural, casi todos bien ilustrados. Probablemente, el más fino fue
el Dictionnaire universel d’Histoire
Naturelle, 1840-49, de Charles D’Orbigny, dibujado, de nuevo, por Traviès.
Traviés, Dictionnaire Universel d’Histoire Naturelle, 1840-1849,
D’Orbigny
Traviés, Dictionnaire Universel d’Histoire Naturelle, 1840-1849,
D’orbigny
Jemima Wedderburn Blackburn (1823-1909) fue una pintora escocesa, ilustradora de la vida rural de su tierra. Fue una
de las dibujantes más populares de la Gran Bretaña victoriana, y firmó las
imágenes de veintisiete libros. Su mayor logro ornitológico fue la segunda
edición de su Birds drawn from Nature
(1868). La mayoría de las ilustraciones eran acuarelas, aunque las primeras incluían
algunos trabajos en tinta. También hizo collages, en los que recortaba el
contorno de un pájaro y lo transfería a un fondo diferente, como ya hiciera a
veces John James Audubon. Su interés por la Historia natural le llevó a
mantener correspondencia con muchos naturalistas de la época (Darwin la
menciona en alguna ocasión).
Su primera obra conocida, aunque no firmada,
fue un
cuento infantil sobre cuervos, Caw!
Caw! Or, The Chronicle of Crows, A Tale of the Spring-time, de 1848.
Caw! Caw! Or, The Chronicle of Crows, A Tale of the Spring-time by R.
M., 1848
J. Blackburn, Mirlo, de la lámina 20 de Aves de Moidart y otros
lugares, 1895
En 1868 culminó la publicación,
iniciada en 1862, de Birds Drawn from
Nature (Aves dibujadas de la
naturaleza), un extenso catálogo de pájaros, que obtuvo inmediatamente el
reconocimiento del público. Se presentó una copia, coloreada a mano, a la Sociedad Zoológica de Londres. Según
publicó el diario The Scotsman, los
comentarios fueron muy elogiosos: "...No
hemos visto tales pájaros desde Bewick. Decimos esto sin ignorar las magníficas
láminas de Selby, Audubon, Wilson y Gould...".
J. Blackburn, Reyezuelo listado, Aves de Moidart y otros lugares, 1895
J. Blackburn, Chorlito anillado, Aves de Moidart y otros lugares, 1895
Retirada en el norte de Escocia, en Moidart, en 1895 publicó Births from Moidart and Elsewhere. Beatrix Potter, famosa por sus propias ilustraciones de animales (su más famoso personaje fue Peter Rabbit), era fanática de Blackburn desde la infancia. Potter recordaba su alegría cuando le regalaron una copia de Birds Drawn from Nature en su décimo cumpleaños. De adulta, Potter comentó: "Considero que los pájaros de la señora Blackburn, en promedio, no se paran sobre sus patas tan bien como los de Bewick, pero él es su único rival posible". Ya vimos su importante papel en la confirmación de los hábitos nidificadores del cuclillo.
Dibujo de cisne cantor (Cygnus cygnus), de 1895, por Jemima Blackburn
A finales del año 1854, los
señores Constable, de Edimburgo, publicaron una serie de veinte fotografías a
partir de dibujos de Blackburn, bajo el título "Ilustraciones de las Escrituras realizadas por una pintora de animales,
con comentarios de un naturalista".
Edwin Landseer, Halcón. 1837, colección privada
Sir Edwin Landseer, él mismo un notable pintor de animales, escribió a los editores sobre la obra de Blackburn: "Si algún elogio mío puede aumentar la popularidad de esta encantadora obra, tengo el gran placer de repetir mi sincera admiración por su extrema originalidad de concepción y su admirable precisión en el conocimiento de las criaturas dibujadas. Habiendo estudiado animales durante toda mi vida, tal vez mi testimonio sobre la veracidad del tratamiento que el artista dio a las ilustraciones de las Escrituras pueda tener alguna influencia." Thackeray y Ruskin también escribieron cartas elogiosas de esta obra, quizás la primera con ilustraciones fotográficas.
J.
Blackburn, Animales en la Biblia, pavos reales y monos

J.
Blackburn, Animales en la Biblia: Babilonia, una corte
de búhos
J.
Blackburn, Animales en la Biblia, la golondrina y la cigüeña
J.
Blackburn, Animales en la Biblia, la gallina y los polluelos
Desde 1837, la litografía
coloreada a mano encontró un rival en la cromolitografía, basada en imprimir
color a color, cada uno en una placa diferente; la técnica se simplificó con la
cuatricromía (imprimir por síntesis a partir de los tres colores elementales,
cian, magenta y amarillo, más el negro). Los resultados son más vulgares y
planos que la litografía coloreada. La mejor obra realizada con esta técnica
fue la de J.A. Naumann, Naturgesschichte
del Vögel Mitteleuropas (“Historia
natural de los pájaros de Centroeuropa”), 1896-1905. Fue ilustrada por
varios artistas, pero las mejores láminas fueron de Geisler y Keulemans.
Ilustración
de Geisler: Tarabillas, Naturgeschichte der Vôgel Mitteleuropas (1896-1905),
por J.A. Naumann
Pájaro moscón
europeo, ilustración de Keulemans, Naturgeschichte der Vôgel Mitteleuropas
(1896-1905), por J.A, Naumann
El desarrollo de la impresión mecánica
aún no contaba con la competencia de la fotografía en color y aún pudieron
verse, en la transición al siglo XX, algunas publicaciones en las que la
pintura tuvo el papel fundamental. Kunstformen
der Natur (“Obras de arte de la
Naturaleza”) es un libro de litografías del biólogo alemán Ernst Haeckel
(1834-1919). Consta de cien páginas representando varios tipos de organismos,
muchos de los cuales fueron descritos por primera vez por el propio Haeckel.
Los dibujos fueron publicados por primera vez en conjuntos de diez entre 1899 y
1904 y en un volumen completo en 1904. La obra se concentra en los invertebrados
como ejemplo de organización geométrica y simetría, pero la parte dedicada a
las aves, aunque muy reducida, no puede evitar servir de escaparate a los
colibríes, las pequeñas joyas entre las aves. La publicación tuvo un impacto
considerable en los artistas del Art
Nouveau, hambrientos de modelos en el mundo natural.
Ernst Haeckel, algunos ejemplares de la familia Trochílidae (colibríes)
en su obra Kunstformen der Natur, 1904
La vuelta a la agrupación de
especies en una sola página era inevitable una vez que se extendió la
publicación de enciclopedias, en las que había que exponer un despliegue de
muestras que sirvieran de divulgación. Adolphe Philippe Millot (1857-1921) fue profesor
de dibujo en el Museo Nacional de Historia Natural de París, donde contaba con una
amplia variedad de modelos, y se especializó en la ilustración de animales y
plantas. Suyas son muchas de las imágenes de la celebérrima enciclopedia Larousse en su versión Petit Larousse o el Larousse pour tous, profusamente ilustrado, con una evidente
orientación educativa, la maravilla de los niños del siglo XX, que serviría de
ejemplo a las colecciones de cromos infantiles, con una presentación abigarrada
muy similar. Todavía hoy, a pesar de la introducción de las nuevas tecnologías,
una gran parte de las ilustraciones del Petit
Larousse siguen basándose en dibujos.
Dos páginas de Millot para la enciclopedia Larousse, 1907-09: Plumas y ejemplos de huevos de diversos animales ovíparos
Millot, ilustración de diversas aves para el “Larousse pour tous”,
1907-1909
Millot, ilustración de diversas aves para el “Larousse pour tous”,
1907-1909
Un ejemplo de la vocación didáctica nacida con las enciclopedias fueron los álbumes de cromos que se popularizaron en el siglo XX: una página del álbum de cromos “Vida y color”, aparecido en España en 1965
Puede que la última gran ilustradora fuera Lilian
Marguerite Medland (1880-1955), que ilustró History
of british birds, de Charles Stonham entre 1906 y 1911, y Birds of New Guinea, de su marido, Tom
Iredale, en 1956.
Lilian
Marguerite Medland, petreles, en British Birds, 1911
Lilian Marguerite Medland, diversos pájaros australianos, en Birds of New Guinea, 1956
Que preciosidad de contenido y qué maravillosas ilustraciones. Enhorabuena. Aurora
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